
El año pasado, el Tribunal Supremo de la India prohibió la práctica ancestral de repudio, el “triple talaq”, que permite a los maridos musulmanes separarse instantáneamente de sus esposas pronunciando la palabra Talaq “Me divorcio”, ya sea en persona, por teléfono, escribiéndolo en papel o electrónicamente a través de un simple mensaje de texto. Ahora, esa práctica de divorcio quiere criminalizarse.
Esta disolución “exprés” del matrimonio ya no es admitida oficialmente en la India gobernada por el Partido Bharatiya Janata (BJP), que representa a los nacionalistas hindúes. El líder del BJP, Narendra Modi, es el primer ministro del país y el gran arquitecto de esta ley.
Cabe señalar que muchos países musulmanes han tomado la iniciativa desde hace tiempo de prohibir el divorcio exprés, el cual es objeto de controversia entre los líderes religiosos. Recordemos, a este respecto, que el Profeta Muhammad (PB) insistió en la seriedad de la decisión de separarse de uno de sus cónyuges a través de esta cita famosa: “Dios no ha creado nada en la tierra que ame más que la liberación un esclavo y no ha creado nada que odie más que el divorcio”.
El miércoles pasado, en Nueva Delhi, los líderes del BJP, a los que no preocupa el ser acusados de estigmatizar cada vez más a los musulmanes de India y desplegar un arsenal jurídico islamófobo, aplaudieron la adopción de una legislación anti-talaq, que busca la supresión de este tipo de divorcio. Cabe señalar que esta ordenanza, válida por seis meses, tendrá que ser ratificada por el Parlamento indio para entrar definitivamente en vigor.
A partir de ahora, se castigará con fuertes multas o incluso una pena de prisión de hasta tres años la práctica del triple talaq, que estará tipificada como delito en todo el territorio de la India, con la excepción de Jammu y Cachemira, un estado densamente poblado y predominantemente musulmán que goza de un estatus de autonomía garantizado por el artículo 370 de la Constitución de la India.