Yasemin
Kanar, ahora conocida por sus canales de redes sociales, nació de
una madre cubana y un padre turco en Miami. Su madre, hija de una
prominente familia de emigrados cubanos, se convirtió del
catolicismo al Islam a los 20 años después de una búsqueda
espiritual. Ella crió a Yasemin, su hermano y hermana en un hogar
fuerte tanto en cultura como en fe. Su padre influyó en su
perspectiva moral, dice Kanar, pero su personalidad es más
cubana.
Kanar y sus hermanos son parte de un segmento
relativamente pequeño pero de rápido crecimiento de la población
musulmana en EEUU: los musulmanes latinos. El Centro de Investigación
Pew dice que el número de musulmanes que viven en EEUU aumentó de
2.5 millones a 3.5 millones de 2007 a 2017. Aproximadamente un cuarto
de millón de ellos son latinos.
En 2009, solo el 1% de los
musulmanes estadounidenses eran latinos, informó el Instituto de
Política Social y Entendimiento, un grupo de defensa con sede en
Washington que brinda investigación y educación sobre los
musulmanes estadounidenses. Nueve años después, esa cifra había
aumentado al 7%. Los investigadores estiman que un poco más de la
mitad de los musulmanes latinos son ex católicos.
Un número
creciente de mezquitas publican libros y otros materiales en español.
Organizaciones como el Islam en Español con sede en Texas entregan
coranes y vídeos a aquellos que desean aprender sobre la religión.
En el sur de Florida, los musulmanes latinos son una realidad
significativa. No hay una mezquita latina prominente allí pero
existen muchas evidencias de que el número de musulmanes y los
recursos disponibles para ellos están aumentando.
“Recibí
mensajes de chicas latinas en mis canales de redes sociales
haciéndome preguntas sobre el Islam”, dice Kanar. “Algunas de
ellos preguntan sobre la conversión o sobre cómo hablar de ella a
sus familias”.
Kanar, ahora de 30 años, está casada con un
musulmán egipcio y es madre de dos hijos. Comenzó su canal de
YouTube hace más de una década para compartir cómo diseñó su
hiyab con amigos cercanos y familiares, pero pronto obtuvo miles de
visitas en sus vídeos. Cuando comenzó a recibir mensajes de mujeres
cubanas con preguntas sobre el Islam, Kanar se dio cuenta de que
necesitaba mantener su canal lo más abierto posible.
Si
bien el matrimonio de la cultura cubana y el Islam puede parecer
contradictorio para algunos, Kanar sostiene que el ser musulmana no
la hace menos cubana. Juan Gómez, el director de una clínica de
inmigración en la Universidad Internacional de Florida, está de
acuerdo.
“No se puede decir que alguien es más cubano
porque hace una cosa y tú haces otra”, dice. “Se trata de
recordar tus antecedentes y cómo te criaste … Es la comida, el
idioma, la música, todo”.
Kanar
no tomaba alcohol ni vestía ropa reveladora, como algunos de sus
amigos cubanos, y a medida que crecía, comenzó a rodearse de amigos
que compartían valores similares. Kanar se mudó a la pequeña
ciudad de Stuart hace unos años, donde hay menos cubanos. Pero ella
dice que su habilidad para hablar español la ha mantenido conectada
con sus raíces cubanas.
Wilfredo Ruiz, director de
comunicaciones del centro del Consejo de Relaciones
Estadounidenses-Islámicas en Florida, es un converso latino al
Islam. Está de acuerdo en que el lenguaje lo mantuvo conectado con
la comunidad latina después de convertirse al Islam.
Hay que
tener también en cuenta la influencia cultural de
los siglos de dominio musulmán en la Península Ibérica. “Existen
muchas similitudes entre el español y el árabe”, dice Ruiz.
“Quizás esa sea otra razón por la cual muchos latinos sienten la
conexión con lo árabe y el Islam”.