Miles de peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud hicieron una inesperada parada en la Mezquita Jummah el 24 de enero cuando iban en camino a ver al Papa Francisco.
“Hermanos, hermanas, necesitan agua”, les gritó Hashim Bhana desde debajo de una tienda de campaña que anunciaba con una valla un “Centro de hidratación” fuera de la mezquita, un lugar donde los peregrinos podían recoger botellas de agua gratis, o pasar unos minutos a la sombra para refrescarse del abrasador sol de la nación centroamericano, todo esto acompañado de las amplias sonrisa de los miembros de la Comunidad Musulmana de Panamá.
“Este es un evento que beneficia a la juventud, así que, ¿cómo podríamos no hacer algo para ayudarlos?, dice Bhana.
Mientras cientos de vendedores ambulantes vendían agua a los sedientos, la Comunidad Musulmana en la mezquita más antigua de la ciudad lo distribuyó de forma gratuita cerca de una pancarta que decía “Bienvenidos amigos peregrinos”. Cuando el papa Francisco llegó al campo de Santa María la Antigua para la ceremonia de bienvenida, ya habían entregado 15,000 botellas de agua y había ido a por más, debido a la gran demanda.
En la ciudad de Panamá, los creyentes de diferentes religiones se llevan bien, dijo, por lo que el gesto no fue nada inusual.
“Lo que es importante para nosotros es que todos somos hermanos y hermanas. No preguntamos sobre tu religión, color de tu piel, edad. Todos somos humanos y queremos que todos se sientan bienvenidos”, dijo Kasim Bhana, uno de los jóvenes a cargo de la distribución de agua.
Tener al papa en la ciudad de Panamá es una bendición, agregó, asegurando que la comunidad musulmana proporcionaría agua gratis hasta que terminara la Jornada Mundial de la Juventud, particularmente porque los lugares para muchos de los eventos estaban cerca de la mezquita y no querían que los peregrinos sufrieran o se deshidrataran.
Kasim Bhana explicó a Catholic News Service que la mezquita tiene alrededor de 8,000 miembros, más o menos, y muchos se turnaban para atender las estaciones de agua durante las horas más calurosas del día. Otros compraron y entregaron agua y hielo para mantener frías las botellas de agua. El día que el papa iba a estar más cerca de la mezquita, abrieron antes.
“Este ha sido el mejor día”, dijo sonriendo.