En las mezquitas de Chicago pueden oírse varios idiomas, incluyendo el inglés, árabe y urdu, teniendo en cuenta que la mayoría de los musulmanes allí proceden de India, Pakistán y países árabes, como Jordania y Palestina. Sin embargo, también es posible ahora oír hablar en español. Junto a las comidas tradicionales indias y pakistaníes, como el pollo con curry también es posible encontrar en ellas platos mexicanos como el molé y arroz.
No se conoce el número de musulmanes latinos que viven en el área de Chicago, donde la población es aproximadamente de un 30% de latinos. Sin embargo, las 130 mezquitas que hay en la ciudad y los suburbios son el hogar espiritual de un pequeño pero activo grupo de conversos, los musulmanes latinos.
En un estudio sobre los musulmanes latinos publicado el pasado año por Juan Galván, director de la organización de Dawah latinoamericana, sitúa su número en unos 35.000. Él considera que Chicago posee una de las mayores poblaciones de musulmanes latinos de EEUU.
Según Aaron Siebert-Llera, abogado de la Inner-City Muslim Action Network, la mayoría de la población musulmana ha estado constituida por los afroamericanos. Sin embargo, en los años sesenta y setenta el número de musulmanes del mundo árabe y el Sur de Asia creció.
Siebert-Llera dice que los musulmanes latinos en Chicago tienden a estar más dispersos que en otras ciudades. En Houston, por ejemplo, la mezquita Centro Islámico se inauguró en 2016 para atender a las poblaciones latinas.
Pero hay crecientes signos de cambio en Chicago. La organización Islam en español, que se formó en Houston, ahora tiene una sección de Chicago. Los jóvenes latinos musulmanes que se han estado reuniendo a través de esa red están creando una nueva organización sin fines de lucro llamada Ojalá y buscan establecer su propia mezquita.
Felicia Salameh, que vive en Orland Park con su esposo y dos hijos, asiste a una mezquita cercana y envía a su hijo mayor a la escuela musulmana de al lado, donde aprende a leer el Corán en árabe.
Ella fue criada por una madre católica mexicana y un padre musulmán palestino.
Lo que la ha acercado más al Islam han sido las conexiones que ha establecido con otros musulmanes latinos. Desde que conoció a otros en el grupo de Islam en español, se ha movido cada vez más hacia el uso de un hiyab o pañuelo en la cabeza. Ella ha estado aprendiendo más sobre el Islam y ha viajado a Texas para reunirse con musulmanes latinos de todo el país.
“Cuando descubrí que había mexicanos y puertorriqueños y colombianos que también eran musulmanes, estaba realmente emocionada”, dice Salameh. “Educan a los latinos que están interesados en el Islam en el idioma español si la persona no habla inglés».
Una fuerte cultura católica podría ser parte de la razón por la que algunos latinos han abrazado el Islam, según Salameh.
«Las personas que son católicas o cristianas, cuando llegan al Islam, se dan cuenta de que esto es todo en lo que creo”, dice Salameh. “El Islam es la única fe no cristiana que cree en Jesucristo”.
Efraín Díaz es un nativo de Brighton Park, padre de dos hijas y un mexicano-estadounidense que se ha convertido al Islam. Díaz fue bautizado, celebró su primera comunión y fue confirmado en la Iglesia Católica. Sus padres, inmigrantes de México, decoran su hogar con imágenes de Jesucristo y el ícono mexicano de la Virgen de Guadalupe.
Él trata de explicar su decisión de seguir una religión diferente a la de sus padres, señalando las similitudes que dice que hacen que sea más fácil convertirse a ella. Por ejemplo, les dice, tanto Jesucristo como María tienen un capítulo en el Corán, el libro sagrado del Islam. Creer en el Islam, les dice, es creer en Jesús como un profeta muy respetado y en María como su madre.
Y los idiomas que habla su familia y el idioma en el que ora, el español y el árabe, tienen fuertes conexiones históricas y similitudes.
Díaz se vio atrapado en la actividad de las pandillas y casi tuvo que criar a sus dos hijas pequeñas tras las rejas. Cuando decidió comprometerse con el Islam, estaba solo en una celda de la cárcel, enfrentando cargos por drogas. En su celda, tenía la compañía de dos libros: una novela de James Patterson y un Corán.
“Esto es como si Dios me estuviera hablando, como si me diera señales”, dice Díaz sobre el momento en que encontró el Corán. “Alhamdulillah, gracias a Dios, no terminé teniendo que cumplir 30 años”.
Los musulmanes latinos en Chicago dicen que tienen grandes esperanzas de que el nuevo centro para la organización Ojalá pueda servir a todos los miembros de la comunidad y esperan llegar a más latinos y otros al Islam.
“El profeta Muhammad dijo que esta religión se extendería a todos los rincones del mundo», dice Salameh. “Los miembros de la comunidad latina no sabían nada sobre el Islam. Pero se enamoraron de él”.