Marruecos molesto por el acercamiento entre Francia y Argelia

El Gobierno marroquí acaba de cancelar, por “motivos de agenda” poco convincentes, las reuniones que iban a tener lugar los días 23 y 24 de enero con el subdirector de África y Oriente Medio del Ministerio de Defensa francés, el ingeniero general de Armamento Olivier Lecointe. También ha sido cancelada la comisión consultiva de cooperación judicial que se iba a celebrar los días 30 y 31 de enero. Son signos de creciente malestar entre París y Rabat.

Los presidentes de la República Francesa que se sucedieron en el poder bajo la Quinta República, solían mantener una relación privilegiada con Marruecos. Ya sea Mitterrand, Chirac, Sarkozy u Hollande, todos priorizaron las relaciones con Marruecos.

Este enfoque equilibrado ya no está de moda. Emmanuel Macron ha elegido el acercamiento a Argel desde su llegada al poder y pretende establecer unas relaciones de confianza con el presidente Tebún, en detrimento de sus vínculos con el Palacio Real de Rabat, donde algunos denuncian, desde hace varios años, una auténtica arrogancia francesa.

El eje París-Argel

El anuncio de un viaje oficial a Francia por parte del jefe de Estado argelino en primavera no podía sino reforzar la sensación de un acercamiento entre París y Argel. La visita a la capital francesa el lunes 23 de enero del jefe del Estado Mayor argelino, general Chengriha, anunciando algunas compras de armas y preparando la llegada de su presidente, es una primicia en las relaciones franco-argelinas. Tantos anuncios protocolares espectaculares atestiguan el estado de ánimo de Emmanuel Macron hacia Argel.

Conocemos los motivos que impulsaron al presidente francés a reforzar las relaciones bilaterales con Argelia: asegurar el suministro de gas en este periodo de tensión; la posibilidad de cooperación con Argelia en el Sahel, ese África subsahariana donde asistimos al rechazo de Francia y a un claro acercamiento entre los gobiernos y Argelia; y finalmente, el deseo constante de pacificar la histórica disputa tradicional entre Francia y Argelia tras la independencia de esta última.

En contraste, el viaje de Emmanuel Macron a Marruecos, anunciado varias veces y siempre pospuesto, no es para mañana. Especialmente porque se han agregado nuevos malentendidos a disputas más antiguas.

En los últimos años, una severa guerra de servicios ha socavado las relaciones entre los dos países. Cientos de correos electrónicos y documentos confidenciales de la diplomacia marroquí y el servicio de inteligencia exterior (La Dirección General de Estudios y Documentación) fueron difundidos en Twitter hace unos años por un perfil anónimo que se hacía llamar “Chris Coleman”. Sin embargo, según fuentes de Mondafrique, detrás de este anonimato estaba la Dirección General de Seguridad Exterior (DGSE), los servicios secretos franceses.

Es comprensible que, en estas condiciones, las relaciones entre ambos países se hayan enfriado, ya que la divulgación de estas cartas clasificadas como secretas no es un proceso habitual entre dos países tradicionalmente aliados.

El asunto Pegasus, este software israelí que habría sido utilizado, según la prensa francesa, por los servicios marroquíes, incluso para espiar al presidente francés, no ha mejorado el clima entre las dos capitales. Emmanuel Macron nunca ha negado estas acusaciones. Más en general, el acercamiento entre el Reino marroquí e Israel ha provocado una profunda irritación entre los franceses, que de hecho están perdiendo el papel de interlocutor privilegiado de Marruecos.

Clima insalubre en Bruselas

Los recientes acontecimientos en Bruselas en los últimos días han oscurecido el panorama. El régimen marroquí ha sido acusado, junto con Qatar de intentar sobornar a eurodiputados.

Este asunto que dañó la imagen del régimen marroquí en Europa provocó, el 19 de enero, la votación de una moción de censura del Parlamento Europeo sobre la libertad de prensa en Marruecos. Sólo los socialistas españoles y los amigos de Marine Le Pen se opusieron a esta moción. Los funcionarios electos franceses cercanos al movimiento presidencial “Renacimiento”, encabezados por un amigo cercano de Emmanuel Macron, Stéphane Séjourné, estuvieron al frente de esta crítica contra Marruecos.

FuenteDiversas
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