El Ramadán en Marruecos ha sido tradicionalmente una época de ayuda creciente y de demostración de amabilidad hacia los necesitados. La distribución de canastas de alimentos, ropa, dinero, alimentos y la organización de iftars colectivos generalmente se realizaba en abundancia.
Si bien numerosas iniciativas ya están en marcha en el país, las organizaciones benéficas han notado una disminución en las donaciones públicas este año. “Hemos notado una caída significativa en la recaudación de fondos. Los marroquíes han vuelto a ser generosos este año, pero menos que antes. La crisis del COVID-19, su impacto económico y el alto coste de la vida han afectado a las actividades solidarias iniciadas durante el Ramadán. Además, tenemos muchas más solicitudes de personas que viven en condiciones difíciles y han perdido sus trabajos”, dice el activista de una organización caritativa Ahmed Gayet.
La asociación de Guyet, Marocains Pluriels, ha lanzado un programa especial de distribución de cestas de alimentos para el Ramadán en las ciudades de Casablanca, Uxda, Rabat, Mohammedia, Fes, Marrakech, Essauira y Agadir.
Otros doce grupos caritativos se han asociado en un proyecto que proporciona paquetes de alimentos que contienen harina, mantequilla, azúcar, lentejas, garbanzos, dátiles y leche a los necesitados. Desde su lanzamiento, el programa de apoyo alimentario ha gastado más de 1.500 millones de dirhams para ayudar a las familias.